Archive for abril, 2007

Un corazoncito crema

100_1681.jpgMe gusta el color azul, el celeste, el rojo y el rosado, pero aquello que hace palpitar mi corazón… es mi crema. Y no lo digo por el color sino por mi club: Universitario de Deportes.

Confieso que soy la más hincha de todos en mi casa. Lamentablemente no voy al estadio porque no tengo quien me acompañe (la idea de ir solita no me gusta mucho, sobre todo por mi seguridad) o a veces no tengo el dinero suficiente para ir (ahora que ya trabajo, es mi oportunidad). Lo único que me queda es quedarme en casa y engancharme a la TV a ver los partidos. Sé que sufro en algunos encuentros porque no le va nada bien a la «U» e incluso estos últimos años que no lo he podido ver campeonar, pero lo que me reconforta es que, felizmente, no espere 18 años para verlos triunfar.

Desde pequeña comenzó mi amor a la «U» recortando y guardando todo artículo periodístico referido a sus victorias e historia. En la cabeza tengo los recuerdos de un Roberto Martinez, Ronald Baroni, Balán Gonzales, El Puma Carranza, «Chemo» del Solar, Alfonso Dulanto, Alvaro Barco, Martín Rodriguez, Jorge Amado Nunes, Juan Reynoso, Marcelo Astegiano, Sergio Markarian -con el chupetito, y que no volvió a usar ni cuando dirigió a Cristal-, Torrealva y sobre todo de aquellos que pasaron y dejaron huella como Adrian Czornomaz, Eduardo Esidio, Gustavo Grondon, Alex Rossi, entre otros. Ellos que dieron todo por el club, aún cuando este los maltrató.

De ellos tengo recortes de periódico y lo que mantengo hasta hoy son dos poster gigantes (uno del periódico ya inexistente Onda y el otro de un diario que ni me acuerdo), que dicho sea de paso, siempre quise pegar en mi cuarto -porque ocupaba toda mi pared-, pero mi mamá nunca me dejó (ya saben mi madre no quería que me relacionara con el fútbol), pero ahora que ya estoy grandecita, mi pared ya no solo es un muro de color crema, sino un mural de imágenes más importantes para mí. Lo que también tengo son autógrafos de jugadores que nunca vi (mi padre los hizo firmar por mí, aunque supuestamente yo debía estar ahí).

Las trasmisiones de los partidos de la «U» siempre han sido mis aliados. En esta oportunidad, en el hospital internada por hepatitis (su color representativo es el amarillo) entre la preocupación de mi madre por mi salud y la angustia de perderme un partido importante -Cristal vs U- el televisor ocupó toda mi atención. Quizás fue el mejor partido que viví, con un gol que aún conservo en mi mente (pero que todavía no es tocada por Alberto Beingolea en sus crónicas de balón), la corrida de Alex Rossi atravesando toda la cancha y atrás, aún por alcanzarlo, el camello Soto, quien vio batida su valla.

Desde ese momento mi madre entendió que yo vivía para mi equipo y para el fútbol -bueno para los deportes-, y que las emociones no eran pasajeras sino reales. Ahora yo también entiendo, escribiendo estas palabras, que mi interés por los deportes no solo era pasajera sino una visión de mi futuro.

Desde ese momento hasta el día de hoy recibo muchos regalos y felizmente son cosas de la «U«, una taza, un portavasos, un llavero, un pequeño portafoto, tenía un lapicero (se me acabó la tinta) y una fotografía dedicada pero la rompi por x motivos, una gorra, recuerdos de entradas a los partidos (despedida del Puma y un partido más), cuatro peluches con camisetas de la «U«, binchas, dos polos (el primero fue autografiado por El Puma y Óscar Ibañez, con quienes también tengo fotos, y el segundo es un obsequio original que me dio mi hermano por Navidad).

Una de las cosas que no me perdono como hincha es no haber asistido aún a un clásico. Sí he ido al estadio, he visto un Alianza vs Cristal, Cristal vs «U», «U» vs Cienciano, un partido por la definición de título, «U» vs Boys, tanto en el Callao como en el Monumental, el partido por la Despedida del Puma, un partido por Copa Libertadores, pero justo hay uno que me falta, y creo que ya suponen cual es: «U» vs Alianza, el clásico de clásicos.

He visto de mi querida «U» partidos buenos, malos y feos, pero como dicen, los hinchas estamos en las buenas y en las malas. Uno reniega, festeja, llora, se emociona… no soy una hincha que haga destrozos, solo una hincha que quiere ver a su club campeonar.

abril 29, 2007 at 10:55 pm 35 comentarios

Una periodista… que quiso ser deportista

Desde pequeña me gustaban los deportes. Mi vida en el colegio (la primaria) y fuera de ella (cuando estaba de vacaciones) era practicar el voley, el basquet, el atletismo (salto alto, postas, etc.) y el balonmano. Mi mamita me metía a practicar el voley, y realmente me gustaba, tuve buenos maestros, y lo mejor que aprendí fue «que si llegas con una mano, llegas con la otra», ya que la defensa era mi punto fuerte.

Siempre era parte de los equipos de mi salón. Integré selecciones del colegio y fui expulsada en más de una oportunidad de un partido, por foforito, por faulera y por contestarle al árbitro. Pero también, salí campeona en atletismo y balonmano.

En mi vida sabía que algo no andaba bien -bueno tampoco tan dramática me quiero poner- yo quería jugar fútbol. Un día almorzando con mi mamá, le dije que quería practicarlo. Yo, inocente para ese entonces, pensé que me iba a decir que sí (como habia pasado con otro deporte), pero sorpresa para mí… mi madre pegó el grito al cielo y me dijo que NO, que era un deporte para hombres. Ese fue un momento que nunca voy a olvidar.

Desistí de seguir luchando con la idea de jugar profesionalmente el fútbol, aunque no desistí de jugarlo solo por vacilón, pues en el cole, en secundaria, mis destrezas con el balón (esta bien, exagero un poco), mi habilidad con el esférico podían avizorar un buen futuro. Me acuerdo, cuando jugaba y mi proyección hacia el arco y el grito de gol se avecinaba, una chica del equipo contrario no vaciló en hacerme volar fuera del campo.

Mis años en el colegio no me trajeron muchas alegrías en el deporte. Me enfermé de hepatitis, y dos meses en el hospital (sin saber que tipo de hepatitis tenía y con 40 grados de fiebre), pasando mi año escolar sin ningún problema, me avisaban que durante dos años de tratamiento médico, hacer deporte (educación física) era lo peor que podía hacer…. y la peor medicina que me podían recetar era dejarlo (es también aquí, donde me prohiben el alcohol y hasta ahora mi médico me lo dice).

No hacer deporte por dos años hicieron que la flojera, el desgano, la ociosidad -para hacer ejercicios- fueran mis aliados. Antes de salir del cole, ya hacia ejercicios, no tantos, pero lo hacía. La academia tampoco fue tan aliada mía, pero el tiempo que estuve en ella, integré y participé de los deportes cuando lo ameritaban.

Cuando trataba de saber que hacer de mi vida, la idea de estudiar ingenieria industrial y arte (diseño) fueron las que se cruzaron por mi cabeza, aunque los tests del colegio ayudaron en eso, la gran disyuntiva de que estudiar me inundaba. Hasta que me decidí estudiar periodismo, pero inclinarlo en los deportes.

«No solo quiero ser una periodista que sabe de fútbol, quiero ser una periodista que sabe de deportes«.

La universidad trajo T9, interfacultades e interespecialidades, aunque ya no soy una trome, la idea de solo participar en cada uno de los deportes, es lo que más me emociona.

Lo que nunca voy a saber es como los deportes y el periodismo formaron parte de mi vida. Mi papi nunca me llevó a algún estadio, mi madre peor aún, mis tíos que yo sepa tampoco… lo que si sé es que mi padre era atleta (practicaba el atletismo) y que mi bisabuelo era periodista, pero ninguno de los dos -bueno mi bisabuelo nunca conocí- influyeron en mí.

No me arrepiento de estudiar periodismo ni mucho menos especializarme en periodismo deportivo, aunque me falta un montón por aprender, sé que gracias a Dios y lo que me proponga, lo voy a realizar.

abril 27, 2007 at 4:45 am 3 comentarios

Mi ejemplo

Gracias a Dios, la vida me ha permitido tener a mi lado a un ser extraordinario… una persona que amo, respeto y sobre todo admiro y daría mi vida por él. Uno pensará que puede ser la mamá o el papá, porque son seres (en algunos casos) muy importantes en la vida de uno. Pero no es así.

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A sus años conoce de la vida todo y aun, a sus 90, le sigue dando lucha, superando los problemas, sobre todo que afectan a su salud. No vive conmigo ni soy una nieta que lo visita todos los días, pero creo que mi abuelo y yo hemos creado un vínculo muy fuerte. Yo lo entiendo y él me entiende, y aunque nunca me haya dicho que me quiere, yo sé y no lo pongo en duda, es así.

Él es mi ejemplo, mi modelo y lo que me anima a seguir adelante, a no decaer ante las adversidades, a darle lucha, a seguir sin temor y con ganas de hacer las cosas bien. A ser feliz aunque las cosas no nos vayan bien o como nosotros esperamos. No solo lo digo por su gran fuerza de voluntad, sino por el gran amor que lo une a mi abuela. El significado del amor, al mirarlos, ellos me dan la respuesta. 60 años. 60 lindos años. 60 motivos para vivir.

Mi papá Tranquilino (cariñosamente papá Tranqui), con su semblante sereno, serio, pero a la vez de lucha, perseverancia y también cansancio siempre te sorprende con alguna anécdota o esa chispa de humor, que creo que la heredamos muchos de sus nietos, jamás la deja de lado.

Cada vez que lo voy a visitar, no solo descubro cada día, que es una personita muy querida para mí, sino que el día que Dios decida su futuro, ese día, será el más triste de todos en mi vida… ya se lo dije a Diosito y ya me dijo que lo entenderá.

A mi abuelito le dedico estas palabras, a su tenacidad y su perseverancia, a la gran persona que es, a quien Dios me ha dado la oportunidad de tener a mi lado, de conocer y aprender muchas de él. A él estas palabras, a él mi corazón.

Te quiero y amo mucho abuelito

Te voy a extrañar abuelito (07 Nov 2007)

abril 11, 2007 at 11:13 pm 1 comentario

Una «U» en reconstrucción

Nuevo técnico. Nuevos jugadores. Nueva directiva. Nuevas decisiones. El club Universitario de Deportes vive una situación difícil y problemática, nuevas luces se aproximan al club merengue y no saber que va a pasar es incierto para los hinchas y para la misma institución.

La reconstucción de la U es un proceso que ya avizoraba nuevos aires. Las elecciones trajeron a un Gino Pinasco ganador, con ganas de sacar al club de la peor crisis de su historia. Con él, caras conocidas, una de ellas, el ex entrenador de hace algunas fechas, Jorge Amado Nunes.

Culminadas las elecciones en la U, un abrazo y un grito sorprendió a los ahi presentes. Las especulaciones de un posible regreso de Nunes al plantel merengue no se dejaron de esperar, pues el «cenizo» se mostraba muy alegre y optimista. Además, ya Pinasco había manifestado su interés porque Nunes (cuando era entrenador de la U) se quedará en la institución. Y ahora, él sabía que tenía a la directiva a su favor y sobre todo sabía que la hinchada lo quería y respaldaba.

Cuando Nunes salió del club, se llevó consigo enemigos. «Alva, Guadalupe, Bernales y otros formaban parte de una camarilla que no le hacia nadita bien a la U«, dijo Nunes. Los propios jugadores no se llevaban bien con él. Alva, Cuto, Bernales entre otros le declaron la guerra, pero no sabían que su lejanía del club iba hacer momentánea y que a la larga los más perjudicados serían los jugadores.

Nunes ya sabía que tomaría nuevamente al equipo, declaraciones a la prensa extranjera asi lo manifestaban, no tuvo inconveniente en declarar sabiendo que aún Ospina era el DT del club. Incluso nuevos refuerzos llegarían con él. El nombre más resaltante era Héctor Hurtado, quien jugó en Nacional de Medellin, América de Cali e Inter de Porto Alegre.

Y así fue. Nunes llegó al equipo, Hurtado también. La directiva separó a Alva, Bernales, Guadalupe, Magallanes, Ruiz y Jara, los responsables de la argolla, según el cenizo. Y ahora, con los nuevos cambios una pregunta viene a la luz, ¿todo se solucionará en el equipo merengue?

abril 11, 2007 at 10:40 pm Deja un comentario


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