El amor llegó, tocó y entró

Internet: yodibujo.es

Siempre he escrito de aquellas desilusiones, desencuentros, enamoramientos solitarios y malas experiencias propias y ajenas. Durante este tiempo, casi dos años pero incluso más, no he tenido un enamorado -estable- que me soporte o yo soportar.

He conocido chicos que me han ilusionado o que incluso yo misma causé tal ilusión. He conocido otros que solo pasaron de una simple salida, y de otros que mejor ni mencionar.

Confieso que estuve en la búsqueda de esa persona especial. Incluso ese gran amor de años apareció en mi vida sin saberlo explicar. Y hoy digo que la búsqueda no dio frutos, porque me encontraron a mí.

Sin querer -queriendo- a estas alturas de mi vida ese sentimiento que solo lo vivía por intermedio de otras historias, de otras personas, hoy lo vivo yo.

Que te quieran, que te mimen, que te digan que te extraña, que te diga que te quiere, que te diga que no puede dejar de pensar en ti, que te mande mensajes, que te diga que eres o te estas convirtiendo en una persona importante en su vida, que te diga que quiere besarte, que te diga que te espera, que te diga que quiere verte y hace lo posible que así sea. Solo lo puedes escuchar o sentir de la pareja que está a tu lado, y la verdad es que tengo que acostumbrarme.

No lo busqué, apareció en el momento menos indicado, menos esperado, menos pensado. Apareció y quiere quedarse. Y está haciendo los méritos para hacerlo. Yo no me opongo aunque se me nota precavida y a veces desconfiada (el escudo).

Pero me toca vivir mi presente, mi ahora. Vivir los momentos felices que me hace vivir. Reir cuando él me hace reir. Sonrojar cuando él con su ojos espectaculares me mira sin pestañar. Escuchar cuando me habla de lo que siente. Sentir su protección cuando me abraza y en el frío de la noche besa mi frente.

Es una sensación extraña pero bonita a la vez, que a pesar de lo prematuro que pueda sonar, ambos queremos que perdure para siempre porque nos sentimos felices juntos.

Pamela Cortez – Dicen