Mi salvador

Antes de llegar a Argentina una amistad renacía. Un chico que no conocía físicamente y que solo me comunicaba vía correo era la señal de algo bueno.

Este hombrecito hizo su aparición de la nada. Mi tía que vive hace catorce años en Argentina, hace dos que lo conocía. Él, muy caballero como es, le ofreció ayudar a su sobrina, en este caso yo, en la búsqueda de un lugar donde estudiar.

Su nombre es Ignacio, pero como a todos los chicos que se llaman así, le dicen Nacho, pero yo le digo Nachito (y creo que no se molesta).

Él vive en La Plata y viajaba siempre a Capital para averiguarme sobre las escuelas o facultades en las que yo debería estudiar mi especialización en periodismo deportivo y así, solamente llegar y estudiar.

Ese mes de diciembre que yo también hacia mi parte por averiguar las escuelas, vía Internet, él ya me aconsejaba y me daba a escoger varias alternativas, aunque la última decisión fue mía y de mi mamá, él colaboró mucho en lo que yo escogí.

Cuando por fin pudimos intercambiar msn, ya que al comienzo él se comunicaba con mi mamá, tuvimos un mejor acercamiento. Conversabamos de lo poquito que faltaba para yo viajar y de lo triste que estaba, pero él siempe me alentaba para no decaer en mi intento por hacer las cosas bien.

Escribo de él porque se ha convertido en salvador y protector de mi vida. No lo vean en el sentido romántico, porque es simplemente amical. Es un buen muchacho y además mi colega -sí, también es periodista- y ha estado en los momentos en que más lo he necesitado.

Mi primera experiencia al llegar a tierras argentinas, no fue muy buena que digamos. Saber que estaba en un lugar desconocido, con maletas llenas, sin poder comunicarme con mi tía, mí mamá y la amiga de mi mamá (quien me tenía que recoger) pude acudir a él. Era la primera vez que escuchaba su voz y aunque la emoción fue grande, eso pasó a un segundo plano, porque lo que quería yo era que él se comunicara a Perú, y así lo hizo. No puso peros ni negativas, sino al contrario, me aconsejó que no me angustiara y que mas bien me ponga a leer un diario que ya me llegarían a recoger.

Después de mi llegada estrepitosa a capital, faltaba mi llegada a La Plata. Lugar donde él vive. Me acuerdo que mi tía me llevó. Llegamos a su departamento de sorpresa, y él recién levantado -con ojos leñosos, despeinado y un poco desordenado su habitación- nos abrió y con un fuerte abrazo me dio la bienvenida.

Hemos tenido otras oportunidades de vernos, pero siempre ha sido algo apurado y circunstancial. Incluso estos últimos días, algo me sucedió y fue a él a quien primero acudí. Lo llamé y como pasó la otra vez, no dudo ni un minuto en ayudarme. Nuevamente me encontraba en una situación no tan agradable y sin negativas y ante un solo «¿puedo ir a tu casa?»…. su respuesta fue la de siempre «claro que sí».

Lamentablemente aunque no hemos tenido oportunidad de salir o ir a verlo a su departamento para tomarnos, como me dice él, «un matecito» y conversar. Él, la veces que nos hemos visto o conversado por el msn, anda muy pendiente de mí y yo de él. A veces creo que lo molesto por eso no lo busco continuamente, siempre me pasa, pero debo confesar que se ha convertido en alguien especial.

Lo malo de estas circunstancias que han sucedido ajenas a mí, siempre las malas fachas han sido mi cómplice. La desesperación, el cansancio, la tristeza y el oportunismo han reflejado mi verdadera yo… pero que no es muy bonita que digamos 😀

No sé si él lee el blog. Tampoco le he dicho que tengo uno. Pero aunque muchas veces le he dicho que es muy bueno conmigo, siempre hay que destacar el gran valor que tienen las personas que son como él. Espero estar contribuyéndole la amistad de me brinda, aunque a veces no tenga tiempo o la valentía de ir a buscarlo, por pensar que quizas lo voy a interrumpir.