Tomar decisiones

Las decisiones que a veces tomamos para nuestras vidas sugiere -en determinadas ocasiones- una serie de sacrificios, como dejar la familia, los amigos, el enamorado o la enamorada o incluso tu país. Y en otras, las decisiones -a veces también- van de la mano con recriminaciones, dudas, malos entendidos, preocupaciones e incluso incertidumbre.

La vida esta hecha de decisiones buenas y malas, como dicen no hay intermedios. Uno se arriesga y ante tal hecho uno puede salir triunfador o perdedor, pero ante lo último no vale desmoronarse sino seguir para delante. Y pasa en la vida diaria.

Rubén Blades – Decisiones

Desde que uno se levanta ya entra en peculiaridades y decisiones para el resto del día. Desde que ropa llevaras hasta que perfume te pondrás. Desde si tomarás desayuno o no porque tal vez llegues tarde al trabajo, entre otras cosas más.

Incluso, desde invitar a la persona que te gusta -o te empieza a gustar-, hasta declararte a aquella persona que llevas saliendo tiempo o que simplemente conociste un día y te gustó, cuya decisión algunas personas consideramos importante, porque creas o no -claro si lo consideras un buen amor- marca nuestras vidas.

También no está demás decir, que las decisiones a veces nos hieren y, sin sonar exagerada, a veces nos matan (en el sentido figurado). Romper con el o la que pensaste es el amor de tu vida es una decisión trascendental, no es por cursilería o romanticismo, pero marca nuestras vidas y nuestros sentimientos hacia una nueva relación.

El amor, el trabajo, el matrimonio, los estudios, en general todo gira sobre decisiones que revierten, sanan o incluso dañan nuestra vida. Simplemente debemos pensarlas y asumirlas cuando ya han sido tomadas, porque no hay vuelta atrás.